Todas las personas que se plantean acercarse a la inversión en fondos tienen muchas dudas al principio por falta de conocimiento y experiencia de este modo particular de invertir.
Los fondos de inversión cuentan con características particulares que conviene conocer antes de embarcarse en un proyecto inversor. Cuanta más información tengamos, mejores serán nuestras estrategias y, por ende, nuestros resultados.
En el mundo inversor y, por tanto, también en los fondos de inversión, existen dos filosofías completamente diferenciadas, cuyas características afectan directamente al modo de gestionar los vehículos.
Estamos hablando de la estrategia de gestión activa y la estrategia de gestión pasiva aplicada a la administración de fondos de inversión, algo que repercute de forma directa sobre los inversores.
La gestión activa
La gestión activa supone la forma de gestión de fondos más tradicional y popular, la cara conocida de los fondos de inversión. ¿En qué consiste esta?
Como su nombre indica – gestión activa –, implica una actuación por parte de la sociedad gestora o del gestor, que con una determinada frecuencia cambian la combinación de activos en los que se invierte.
La sociedad gestora o el gestor de fondos, de este modo, van variando la composición de la cartera de activos, atendiendo siempre a la consulta de datos, con el fin de bien maximizar la rentabilidad de la inversión, bien minimizar los riesgos.
Este tipo de fondos son bastante atractivos para los inversores debido a que sus gestores tratan de elegir los activos que creen que mejor se comportarán en el futuro para así obtener la máxima rentabilidad, superando el índice de referencia y la rentabilidad que un inversor alcanzaría por su cuenta.
Para lograr dichos resultados, siempre los gestores recurren a diversas técnicas que se apoyan en el análisis, como el análisis técnico, el fundamental, el macroeconómico y el cuantitativo.
La gestión pasiva
En cambio, en los fondos de gestión pasiva, los gestores no cuentan con ese poder de decisión, por lo que sus opiniones y análisis no son relevantes a la hora de seleccionar los activos integrantes de las carteras de inversión.
El máximo objetivo, por tanto, de los fondos de inversión con estrategia de gestión pasiva es la de adquirir activos de modo que se replique un índice bursátil.
Es una forma más simplificada de gestionar fondos de inversión, en la que se asume que no se puede continuamente superar continuamente al mercado, por lo que la mejor opción es la de tratar de replicarlo.
¿Qué opción es mejor?
Realmente, no hay un tipo mejor que otro; como puedes ver, ambas formas de gestionar un fondo presenta grandes beneficios para los inversores, además de que siempre depende de los objetivos y la composición de cada cartera.
Altarius Capital presenta un tipo de gestión predominantemente activa, aunque nuestras carteras tienen una mezcla de ambas. En general, la gestión activa cuenta con más beneficios que la pasiva, ya que siempre busca el retorno a pesar de las circunstancias del mercado.
De este modo, la gestión activa persigue un beneficio en ambos ciclos del mercado basado en el alpha, que es el extra de beneficio generado por el gestor en la elección y movimientos de las carteras. Otra ventaja de la gestión activa es su agilidad y rapidez a la hora de enfrentarse a cambios bruscos o repentinos en el mercado.
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